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Lunes, 13 de diciembre de 2010
Raul Sensato a eso de las 8:22 pm
El presente caso es particularmente instructivo. (…) Por medio de hábiles estratagemas, [el valor de los títulos] ascendió a fantásticas cumbres: todos los poseedores se volvieron inversosímilmente millonarios. Siguieron comprando más títulos en la ingenua creencia de que esos trocitos de papel de colores seguirían representando un fabuloso numerario. De repente, no sé por qué, el papelito perdió todo valor. Todo el mundo se arruinó, incluso los que no tenían nada. Así fue.(…)
Uno se vuelve loco cuando pretende imaginarse cómo una empresa desconocida, que pide dinero al público para inconfesadas especulaciones disimuladas tras un honrado pretexto (…), cómo puede, tras una locura de los agiotistas [=especuladores], alcanzar tasas fabulosas.
Las operaciones son ficticias, los beneficios son ficticios, el valor es ficticio. Se trata de una simple convención.(…)
Sin embargo, el desastre de estos últimos tiempos estaba previsto, anunciado hacía meses. Se veía, se sentía venir, era inevitable como el invierno tras el verano. Lo que no impidió que atrapara a todo el mundo. (…)
Lo que en absoluto comprendo es, por ejemplo, el resultado de ese desastre para la prosperidad general, como se ha dicho con altisonancia. Miles de millones perdidos. O bien están en otros bolsillos -¿qué nos importa?- o eran ficticios Es ese caso, ¿a qué viene todo este griterío?
¿Qué decir de esa invocación al Gobierno al que los especuladores de Lyon llaman «papá» mientras se sientan sobre sus rodillas?
–Papá, paga mis deudas. No lo volveré a hacer, te lo prometo, te lo juro, paga mis deudas, me portaré bien.
¿Qué tiene que ver el gobierno con la locura de esa gente? Están arruinados, ¡peor para ellos! Ya vendrán otros a reemplazarles.
Pues no, no vinieron otros. Y se repitió, y se repitió; la última vez, antesdeayer.
Todo la cita está extraida de un único artículo de prensa, firmado por Guy de Maupassant, publicado -pásmense- en enero de 1882.
Redondeando, uno ve con nuevos ojos el célebre eslogan navideño: «1880, el turrón más caro del mundo». Uno que hemos vuelto a pagar, y que seguiremos pagando en el futuro, hasta que nos pongamos firmes y dejemos de hacerlo.
Todas las negritas de la cita son mías.
El artículo, titulado «¿De quién es la culpa?»
aparece incluido en el libro
«Sobre el derecho del escritor
a canibalizar la vida de los demás»
(Ed. El Olivo Azul, 2010),
que me regaló Fran Nixon.
Jueves, 23 de septiembre de 2010
Raul Sensato a eso de las 11:24 am
Empujado por la dinámica twitter de mensajes telegráficos y observaciones concretas, he decidido ejecutar en El Butano Popular un remedo actualizado (que no mejorado) de las Greguerías de Ramón Gómez de la Serna, sustituyendo sus nubes y sus árboles por vehículos y anuncios y aparatos tecnológicos.
Se llaman Delasernas, subrayando el homenaje, y las iré desgranando en este rincón. Ahí me encontrarán, siguiendo ciegamente y refiriéndome a lo fabricado de forma escueta. O sea, Gregario pero sintético.
Jueves, 16 de septiembre de 2010
Raul Sensato a eso de las 6:11 pm
Hoy ha nacido El Butano Popular, un espacio de Librepensamiento y explicaciones que tiene un plantel de órdago:
Sr. Ausente * Carlos Acevedo * Jorge de Cascante * Borja Crespo * Mike Ibáñez * Ruben Lardín * Don Lindyhomer * Santiago Lorenzo * Raúl Minchinela * Grace Morales * Francisco Nixon * Miguel Noguera * Joan M. Oleaque * Carlo Padial * Marta Peirano * Javier Pérez Andújar * Joan Ripollès Iranzo * John Tones * Antonio Trashorras * Nacho Vigalondo
Como sé que ir a bulto les agobia, les dirijo a un trío de ejemplos por donde empezar a leer: Éste, éste y éste. [links actualizados]
Y luego me dicen si pueden parar de pasar páginas.
Bola extra: Es de recibo vincular en este rincón al que ha salido de mi puño. Va de anuncios de móvil y es éste.
Martes, 7 de septiembre de 2010
Raul Sensato a eso de las 5:36 pm
Ustedes ya saben de mi pasión por lo celtibérico, por lo de aquí. Es un interés que me han construido por oposición: lo español es sistemáticamente despreciado (y en consecuencia ignorado) por los propios españoles. El dibujo que nos hacen (nos hacemos) los medios es muy representativo: si hay un informe de varias páginas sobre twitter o facebook, se centra en usuarios extranjeros. Los españoles no salen por ningún lado. Igualmente, no hay retratos de la calle. Rtve emitía recientemente una crónica de la transición en la que todo el mundo estaba de acuerdo y las vías principales eran las vías únicas. La calle española es un problema, un silencio. No pasa nada. Circulen. Esto ha sido así, y sigue así.
En consecuencia, he disfrutado con la lectura de Noches de BV-80, de Valtueña. Un tochaco de mil y pico páginas que narra la Zaragoza subterránea, la del teatro improvisado y los grupos de rock incipientes y los chavales de sexo, drogas y volumen alto. Lo hace desde la barra de un bar del que se sale para ir de putas, ser atracado a punta de navaja y comprar discos, que empezaban a aparecer las tiendas. Si fuera Nueva York, estarían todos babeando. Pero habla de aquí, les explica a ustedes. Le da marco al contexto en el que estamos, que creemos que ha caído del cielo.
El privilegio del BV80 es que fue un vórtice. Mientras en otras ciudades los punks iban por su lado y los jevis por su otro y los pintores por allá y los poetas por el suyo, en Zaragoza entre 1981 y 1983 todos pasaban por ese lugar, porque no había otro. Allí tenías performances y guitarreros y recitados y cante jondo, con los consiguientes conflictos entre tipologías de público, porque les recuerdo que en los ochenta las diferencias de tribu se resolvían a palos. La historia del BV-80 puede ser la historia canon de la Transición subterránea porque no separa ni encapsula: están todos en el mismo lugar, los conflictos y las relaciones están a la vista. El bar, ese bar, es el modelo a escala de todas las calles en la máxima efervescencia.
Mil páginas dan para mucho, y por ahí verán a mucha gente que les sonará. Aparece Sabina, y Krahe, y Loquillo, y Miguel Ríos, y Manolo García, todos como actores secundarios, como cameos insignificantes, en una historia que tiene el centro en otro lado, en ese lugar que nunca aparece en los documentales. Que explica lo que luego, en los estudios, se reconstruye teorizando.
La cultura de la ciudad se propaga en los bares, y se revela donde solo había uno. Allí tocó por primera vez un quinceañero colegial que sería Enrique Bunbury, allí pululaba el malogrado Mauricio Aznar, hacía la suya La Polla Records. Allí meaba a la concurrencia Dionisio Sánchez, epataba el Grifo invadiendo de Guardia Civiles. Allí pasaba todo, en un imprevisto diario, que es el ideal de la vida urbana fuera de programa.
Así que ahí les dirijo, a ese Juan Valdivia que no se atrevía a tocar, a ese Félix Romeo que mareaba con su tumulto de tertulianos, a ese Alfredo Saez que entró en la espiral que desembocó en el Butoh y el Premio Nacional, a esos estudiantes de medicina que se iban de marcha armados con navaja, a los gitanos que asaltaban la caja empuñando recortada, a los quinquis («payos agitanados», los define) que lo mismo eran el mal que eran lo peor. Querrán entrar buscando nombres, que es lo que tienen ustedes por costumbre, y encontrarán la locura coral, metropolitana, donde se cruzaban los delincuentes y los políticos y los estetas. Donde todos son tan protagonistas como secundarios.
Procuraré presentarles algunos extractos en este rincón, como este tomado de la pág 210:
En el 68, Alfonso pertenecía a Los Cheyenes, primera tribu urbana de Zaragoza, más broncas que The Warriors. Fueron detenidos en su guarida durante un guateque (donde cobraban entrada) el cabecilla, diecisiete de sus rockeros y veintidós «tontitas» de entre catorce y diecinueve años, hijas de la alta burguesía.
Lo que más llamó la atención fue descubrir el sistema de sorteo empleado para ver cuál se tiraba cada quien. Las nenas, gustosas, se quitaban las braguitas nada más entrar, metiéndolas en un cesto. Sólo era cuestión de cerrar los ojos y escarbar.
Eso era en los sesenta. En los ochenta llegó la locura. Esa es la historia que polariza el BV-80.
Lo publica Libros del Innombrable.
Bola extra: el blog sobre el BV-80.
Lunes, 7 de junio de 2010
Raul Sensato a eso de las 4:00 pm
El dibujo de arriba -redundo con la firma- es de David Rubín, historietista de primera línea y candidato al Goya por su largo El Espíritu del Bosque. Conozco su obra porque el Señor Ausente me dirigió con gran énfasis a la lectura de La tetería del Oso Malayo, meses antes de que su hijo Absencito convirtiera Cuaderno de Tormentas, también de Rubín, en su libro favorito.
Quiso la casualidad que el Trash entre Amigos edición Coruña coincidiera en el mismo fin de semana en el que Rubín presentaba su recientísimo Solomon Kane, donde ilustra la celebre obra del autor de Conan. Allí nos plantamos en bloque, y allí nos hizo la dedicatoria que aparece arriba, que hace alusión a un cántico que repitió a lo largo de la proyección del Trash, que se cantaba como un mantratrash, rodeado de alusiones a solapas grandes, tapetes de estampación dudosa y partes del cuerpo de Kevin Bacon. En la presentación, tanto Rubín como su chica nos recordaron cómo se habían reído durante la sesión, así que nos prometimos vernos por la noche.
Así que Rubín, ya entrada la madrugada, se convirtió en el anfitrión que desea todo visitante. Siempre sabía dónde ir, qué hacer, cómo aglutinar, cómo convertir cada momento en fetén. Fuimos cerrando bares, uno tras otro, en una secuencia que habría atemorizado al fiestero más curtido. Y terminamos con un último licor a la luz del sol de la mañana, que nos lleva a la última imagen.
En un momento confuso de la mañana, la situación llevó a dedicar un ejemplar de La Tetería del Oso Malayo para la chica que nos hizo acogió en su terraza, y Rubén Lardín propuso que no fuera David, sino yo, quien se la dedicase. «Una pieza única!» decía Rubén, animado. Así que pergeñamos lo siguiente: yo comenzaría el dibujo (la cabeza del personaje) y Rubín lo terminaría.
(A todo esto, el calor de la noche subrayaba lo difícil que es no confundir en los nombres a Rubén Lardín y David Rubín. A Rubín le llamaba Rubén, a Lardín le llamaba Rubín, y por momentos vivía encerrado en un palíndromo humano. No era fácil).
De modo que ahí abajo se lo dejo: un momento único que produce cierto orgullo. La dedicatoria en la que dibujé un personaje de David Rubín, que terminó Davíd Rubín, y que se conserva en la estantería de una amiga de David Rubín, y también nuestra, porque la generosidad y la amistad van de la mano. El remate extraño de una noche en la que cada momento era tan bueno como el anterior. Mi cruce con Davíd Rubín. Y que me quiten lo bailao.
Viernes, 12 de febrero de 2010
Raul Sensato a eso de las 12:59 pm
Hoy viernes a las 19:30h en Fnac Triangle presentaré junto al Señor Ausente el libro «Quédense dentro y cierren las ventanas: La sociedad de consumo y el apocalipsis zombi«. Una obra bilingüe coordinada por Iratxe Jaio y Klaas van Gorkum, publicada por Consonni.
Sucederá en la planta de libros, rodeados de consumidores paseantes, lo que a la vista del contenido del libro y del tema de la presentación va a llevar a situaciones severamente comprometidas. Como en las obras del género, estaremos literalmente rodeados. Eso es presentar en contexto, y lo demás son tonterías.
Recuerden que tuvimos una Reflexión de Repronto sobre zombis: el capítulo 23, titluado «lo que viene de abajo».
Absence lo detalla aquí. Y aquí tienen el calendario Fnac.
Jueves, 14 de enero de 2010
Raul Sensato a eso de las 12:01 pm
Leo en el Tumblr de Bartual que el libro de viaje de Mauro Entrialgo El cementerio de la Familia Pis está online,
así que aprovecho la ocasión para invitarles a que lean la introducción que escribí para el volumen.
Lo pueden leer aquí.
Jueves, 10 de diciembre de 2009
Raul Sensato a eso de las 1:05 pm
Si el problema de los deportistas y de los toreros es que no suelen tener grandes cosas que decir, el de los escritores e intelectuales es que siempre tienen demasiadas cosas que decir. Que esas cosas, con ser a menudo importantes, resultan abstrusas y raramente son, desde luego, de interés general.
Jose María Íñigo, «Estudio Abierto» (1972)
Citado por Javier Pérez Andújar en este vídeo (minuto 59).
Viernes, 4 de diciembre de 2009
Raul Sensato a eso de las 8:30 am
Acaba de llegar a tiendas la última obra de Mike Ibáñez: la novela Ultrabrutal.
Colonias de feromona snuff, aperitivos con sabor a carne humana, genitoplastia, couch potatos, pornógrafos por Cristo, tantra-trash, budas de reciclaje y cyberlupen. Y eso sólo en los intersticios.
104 págs (b/n y color) por menos de 10 euritos. Pónganse las pilas. Más datos en la web de la editorial.
Miércoles, 25 de noviembre de 2009
Raul Sensato a eso de las 1:33 pm
Sólo se nos permiten ciertos héroes.
[Me preguntaron en televisión] si creía que el hombre de la plaza de Tiananmen que se puso delante de los tanques y los detuvo un tiempo, era un héroe. Les contesté «Bueno, sí, es difícil negar que alguien que se pone delante de algo tan imponente como un tanque por razones morales y políticas, sí, eso es muy heroico». Pero también hay que señalar que se parece mucho, pongamos, a Jan Palach, el joven patriota checo que se prendió fuego frente a los tanques cuando entraron en Praga a finales de los sesenta.
Ahora bien, lo que tienen en comun Jan Palach y el hombre de Tiananmen es que los dos son héroes anti-comunistas.
Aquí mismo [en Inglaterra], durante el régimen de Thatcher, hubo un parado del norte que vino en coche a Londres, aparcó en un extremo de Downing Street, que es la residencia de todo Primer Ministro, y le prendió fuego a su coche con él mismo dentro, como medio de protesta contra las políticas económicas que habían destruido su vida, que le habían arrebatado su trabajo, su dignidad y todo lo demás.
Lo contaron en el informativo de la tarde, el día en que sucedió. No apareció en el informativo de la noche. No se mencionó en los dias siguientes. Como una semana más tarde, creo, emitieron una imagen de su viuda, de pie ante la tumba, con expresión confundida.
La cuestión es que no veo una gran diferencia entre lo que hizo este hombre en Londres, y lo que Jan Palach había hecho en Praga. Los dos se prendieron fuego protestando contra un régimen que se les impuso.
La única diferencia es que uno de ellos protestaba contra el régimen comunista, y el otro estaba protestando contra el régimen capitalista de mercado libre que se le imponía.
No se nos permite tener a uno de ésos como heroes: sólo se nos permite tener al hombre de Tiananmen o a Jan Palach.
Que no digo que no fueran héroes; sólo digo que fueron héroes que se nos permitieron, porque estaban protestando contra el «imperio del mal». Mientras que si alguien protesta contra nosotros o lucha contra nosotros, dado que nosotros somos los buenos, deben estar locos o ser malos y por tanto no deben ser tratados como héroes. Esta es la actitud general.
Alan Moore,
entrevistado en The Extraordinary works of Alan Moore (TwoMorrows, 2002), págs 115-116.
No he encontrado ninguna referencia en internet sobre el hombre que se prendió fuego en Londres.
Tampoco en las hemerotecas digitales españolas: ABC no ofrece un vínculo directo para sus «Resultados encontrados: 29 para fuego Y «downing street» entre 01/01/1979 y 31/12/1990 en todas las publicaciones», pero pueden comprobar la búsqueda en El País y en La Vanguardia.
[Actualización: Javi lo ha encontrado en la hemeroteca del New York Times:: link 1, link 2. Se llamaba Derek Bainbridge. Tenía 41 años]
La cita está sacada a colación de los comentarios
del capítulo 27 de Reflexiones de Repronto.
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